lunes, 28 de octubre de 2013

Europeos: ¡Bienvenidos al Tercer Mundo!

La crisis de la Unión Europea es de tal magnitud que puede llegar a poner fin a este experimento de integración neoliberal y capitalista y arrastrar consigo al euro, su símbolo monetario emblemático. La celebración de los juegos olímpicos, con todo lo que supone de derroche, opulencia y culto al consumismo y la mercantilización del cuerpo, ha posibilitado desviar la atención, por dos breves semanas, de la crisis europea, pero no ha podido detenerla, como es apenas obvio. Por lo general, esta crisis suele ser analizada desde el ámbito financiero, pero poco se recalcan en sus efectos sociales y la situación de los trabajadores.

1. Ciclos neoliberales

Un término adecuado para analizar la crisis actual es el de ciclos neoliberales. Tal denominación apunta a que, desde su aplicación inicial en Chile en 1973 hasta la actualidad, se han impuesto las políticas neoliberales de ajuste estructural en todo el mundo de manera sucesiva, desde América Latina, pasando por África, Europa Oriental, parte de Asia, hasta llegar ahora al propio corazón de Europa. Lo que hoy acontece en el viejo continente puede interpretarse como el último ciclo neoliberal, en donde se está aplicando a rajatabla el ajuste y se implementa el capitalismo del desastre que el resto del mundo ha experimentado en los últimos 30 años.

Esto en sí mismo no tiene nada de sorprendente, porque el neoliberalismo se ha convertido en la lógica dominante en el capitalismo contemporáneo. Lo sorprendente estriba en que la mayor parte de los europeos, incluyendo a los sindicatos, los partidos de una izquierda cada vez más light, la socialdemocracia y los intelectuales hayan creído que Europa era una fortaleza de bienestar, inexpugnable al capitalismo salvaje de nuestros días, y que podía seguir manteniendo, en medio de las políticas neoliberales, los logros sociales de la época del Estado Social. Esto se ha mostrado como una vana ilusión, que se derrumba de manera estrepitosa, recordándonos que “todo lo sólido se desvanece en el aire”, la célebre máxima del Manifiesto Comunista.

Tras la caída del Muro de Berlín (1989) y la disolución de la Unión Soviética (1991), el capitalismo impuso la falaz idea que, eliminado el oso comunista, se podría efectuar, sin enemigos a la vista, la integración del mercado europeo y que, además, esto iba a extender el Estado de Bienestar en todos los países que se integraran a la Unión, incluyendo a aquellos que formaban parte del Pacto de Varsovia y de la órbita de influencia de la antigua URSS. En la perspectiva actual, queda claro que eso fue un embuste, el cual fue asumido en Europa hasta por los trabajadores, los sindicatos y lo poco que quedaba de izquierda, la cual en su gran mayoría abjuró de cualquier proyecto anticapitalista para abrazar sin condiciones y sin rubor el capitalismo realmente existente, cuyo crecimiento se ha basado, como siempre en la explotación de los seres humanos en las viejas y nuevas periferias.

Lo terrible del caso es que la efímera prosperidad de la Unión Europea de derroche y opulencia, que no ha durado ni 20 años pese a que se prometía que iba a ser eterna, se sustenta en la explotación de los trabajadores del mundo periférico, empezando por los de China, y en el saqueo de los bienes comunes (recursos naturales, minerales, biodiversidad) del sur y del este del planeta. El confort que disfruta una parte cada vez más reducida de la población europea es posible por el despojo a que es sometida otra parte del mundo, pero eso también se ha agotado y ahora la explotación intensiva de los seres humanos regresa a casa, es decir, a Europa misma.

2. Explotación intensiva de trabajadores europeos 

Va quedando claro que el objetivo final de la Unión Europea desde un principio consistió en adormecer a los trabajadores con el consumo ostentoso y la mercantilización generalizada, para implantar a vasta escala la flexibilización laboral. En otras palabras, lo que se buscaba era imponer las condiciones de trabajo que caracterizan al capitalismo maquilero, en donde no existen límites, ni sociales ni políticos, para la superexplotación de los trabajadores. Por supuesto, esto no se ha impuesto de un día para otro, ni ha sido simétrico en todos los territorios que hoy forman parte de la Unión Europea, porque en algunos de ellos, sobre todo los de Europa oriental, eso se dio después de 1989. En otros países, como Francia e Italia, se ha ido abonando el terreno en la dirección de abaratar costos laborales, mediante la eliminación progresiva de conquistas sociales relacionadas con salarios, seguridad social y pensiones.

Lo que está sucediendo ahora es de otra magnitud, porque la crisis capitalista ha creado las condiciones para imponer de una vez por todas, a lo latinoamericano, el ajuste estructural, con el fin de “normalizar” a Europa, por lo que debe entenderse la imposición antidemocrática y brutal de la flexibilización laboral y todo lo que la acompaña en términos de privatización y mercantilización. No otra cosa es lo que está pasando en Grecia, España, Italia, Irlanda y viene camino en Francia y en otros países. Porque, además de todo, la crisis del capitalismo y del sector financiero, la están pagando los trabajadores, que así están perdiendo también lo poco que quedaba del añorado Estado de Bienestar, donde éste había existido alguna vez.
Eso se muestra con la reducción de la clase media, el aumento del desempleo –que alcanza en España la “envidiable” cifra del 24 por ciento-, la precarización laboral, el aumento de los suicidios, el incremento de la edad de jubilación, la reducción de la seguridad social, la mercantilización de la educación, vía Plan Bologna, la persecución de los inmigrantes y la salida masiva de jóvenes, que forman parte de un nuevo tipo de expatriados del mundo actual, que podemos empezar a denominar como nordacas.
 
En términos laborales y sociales, en Europa está agonizando lo poco que quedaba de Estado de Bienestar y se ha hecho añicos la pretensión socialdemócrata de que era posible, luego de la desaparición de la URSS, construir un capitalismo con “rostro humano”. La verdadera cara del capitalismo, con su cortejo de miseria, injusticia y desigualdad que se sustenta en la explotación intensiva de los trabajadores, ha regresado en forma brutal a Europa. Por ello, puede sugerirse que en los aeropuertos de Paris, Frankfort, Roma, Londres y otras ciudades de la “civilizada” Europa, en lugar de los carteles publicitarios en los que se alaban las virtudes mágicas de su cultura y su moneda común, el euro, ahora se coloque un aviso más realista en el que se diga: “Europeos, bienvenidos al Tercer Mundo”.

Por  Renán Vega Cantor

Fuente: http://rebelion.org/


  ATTAC Málaga no se identifica necesariamente con los contenidos publicados, excepto cuando son firmados por la propia organización.
 


lunes, 21 de octubre de 2013


Attac- Málaga, dentro de la plataforma Compromiso Social para el Progreso de Andalucía, muestra su apoyo a los actos y llama a la ciudadanía a participar en la jornada de Huelga General  de Educación el 24 de Octubre.

Habrá una manifestación que partirá de la Plaza de la Constitución a las 18:00 horas y acabará en la Plaza de la Merced. Os esperamos.



El día 24 de octubre debemos decir BASTA YA:

-Basta de culpabilizar al profesorado del fracaso escolar.
-Basta de sobrecargar de trabajo al profesorado y dejar en paro a miles de docentes.
-Basta de crear desigualdad entre los centros y dentro de los mismos.
-Basta de obligarnos a dar materias fuera de nuestra especialidad.
-Basta de desplazar a docentes a cientos de kilómetros de sus hogares.
-Basta de aumentarle las tasas a nuestros alumnos y a nuestros hijos.
-Basta de quitar poder adquisitivo al profesorado.
-Basta de transformar la educación pública en una gran empresa privada dirigida por gestores que desconocen lo que es la educación.
-Basta de crear desunión y desigualdad en el profesorado y alumnado.
-Basta de negarle el derecho educativo a miles de alumnos por cuestiones económicas.
-Basta de intentar imponer la religión en las aulas.
-Basta de crear obstáculos al alumnado mediante reválidas e impedirle opciones de formación.
-Basta de intentar "mejorar" la calidad del sistema educativo con menos y menos recursos.
-Basta de crear una nueva Ley educativa que no aporta ninguna estrategia pedagógica de mejora de la enseñanza.
-Basta de crear leyes que no sobrevivirán a los gobiernos.

No tenemos por qué estar de acuerdo en todo pero sí DEBEMOS ESTAR UNIDOS Y DECIR BASTA YA!


jueves, 17 de octubre de 2013

Diferentes tetas y luchas


Por Estitxu Espejo-S. Gafapasta con carcoma

Reza un viejo refrán de nuestra —muy rezadora— cultura popular: “Tiran más dos tetas que dos carretas”. Y tan sabio es el dicho que, probablemente, con solo mencionarlas, sé que estoy teniendo más atención de quienes me estéis leyendo que de no haberlo hecho. Es la maniobra de márketing más vieja y burda de la historia. Aquellas personas que tengan blog lo pueden comprobar con facilidad usando la palabra ‘tetas’ en las etiquetas de búsqueda de sus entradas. Rápidamente, verán cómo su apasionante entrada sobre microeconomía aplicada al mercado de los cordones de zapatos acaba multiplicando en cuestión de minutos el número lectores o, al menos, de personas que entran a leer.  Yo hoy quiero que me hagan mucho caso. Así que voy a utilizar mucho las tetas. Tetas.
…………Vivimos malos tiempos las mujeres de este país: una panda de machos capitaneados por Gallardón, gente que ni sabe lo que es un embarazo, o poder tenerlo, ni lo que es tener vagina, ha creado una ley para retroceder hasta momentos predemocráticos en la cuestión del aborto. El paro se está cebando con nosotras. En Madrid se ha retirado el dinero para la detección precoz del cáncer de mama. Desde el Ministerio de Insalubridad se insta con triquiñuelas a las Comunidades Autónomas para que la reproducción asistida sea solo para heteras con pareja. Llevamos cuarenta y cuatro muertas por violencia machista en 2013 —sin contar las prostitutas, que ni cuentan—. Por eso, el trabajo de las feministas, su voz, es más importante que nunca.
…………Pero también es cierto que el postmachismo está ganando la partida gracias a la ficticia sensación de igualdad que se ha creado en los últimos años. “¡Huy! ¿Machismo? ¡No, mujer; eso era antes! Ahora las mujeres están fenomenal; mira, si trabajan, sus maridos cambian pañales…”. Negar la existencia del machismo social a través de la ilusión de libertad y de igualdad ha sido su gran triunfo. Ha bastado con poner un par de cosas bonitas en las leyes y convertirlas en papel mojado. Por eso, en este contexto, las feministas parecemos una panda de locas descerebradas y, por supuesto, histéricas que se dedican a un activismo, no sólo prescindible, sino también inútil y fuera de lugar. “¿Por qué quieren hacer ruido estas neuróticas si ya pueden votar para elegir quién las ignora mejor?”. Teta.
…………Por eso, empiezan a oírse algunas voces que insisten en que hay que llevar a cabo una remodelación y refundación del feminismo que, como tiene mala prensa, dicen que hay que hacerlo más atractivo y desarrollar una intensa labor de comunicación y márketing para enganchar a la gente. Como si el feminismo fuera uno, grande y libre. O un producto de consumo. Como si funcionara como un partido político que se puede maquillar a gusto del votante/consumidor medio —y utilizo muy consciente el genérico masculino aquí— para ganar adeptos. En definitiva, como si fuera posible regir planteamientos que, desde su propia raíz, cuestionan el sistema económico, simbólico, ideológico, y político, con herramientas creadas por ese mismo sistema. Mmm… ¿Teta?
…………Hace unos días, concretamente el 6 de octubre, se organizó a través de las redes sociales un escrache a Rouco Varela en el barrio de la Elipa. Para mi desgracia y pataleta, no me enteré a tiempo. Me habría encantado ir a tirarle un besito, para ver si con un poco de amor feminista deja de presionar a ese gobierno amigo suyo y verdugo de mis congéneres, y se olvidan un poquito ya de darnos la tabarra a mujeres, transexuales y homosexuales. La actuación policial fue lamentable. Se detuvo a dos personas, y se identificó a veinticinco —eso significa, como mínimo, multa casi segura—, a pesar de que casi todo parece indicar que la cosa estaba siendo de lo más pacífica. Nada nuevo. Ya se sabe que, si se va en contra de según quién y qué, automáticamente el manifestante pierde sus derechos políticos de reunión, libre circulación u opinión. Pero ¡oh, sorpresa!, apenas se han visto noticias al respecto fuera de los medios de comunicación alternativos o, por el otro lado, de los medios católicos minoritarios, que han aprovechado la noticia para victimizarse. Por lo que todo parece indicar que, una vez más, esta movilización —con la que me identifico al cien por cien— pasará sin pena ni gloria. Y, de hecho, hubo muy poquita gente pidiendo la liberación de los detenidos a pie de calle. Teta triste.
…………Hoy, sin embargo, tres chicas del colectivo Femen la han liado parda colándose en el Congreso con sus tetas jóvenes y perfectas al aire al grito de: “El aborto es sagrado”, y al fascisteo católico se le atragantó San Denis (es una bonita e incómoda coincidencia que, según el calendario católico, ayer fuera su festividad; se me va la imaginación a la resistente Ville Rouge), al primo feo de Romay que preside el Congreso se le quedó cara de patata cocida e incluso pidió que “se procediese con cuidado” para que las chatis no se escalabraran. Solo aplaudió Izquierda Unida. Gallardón, como buen llorica, se hizo el ofendido democrático. La noticia está saliendo en todos los medios, y servidora, que no comulga con algunas de las formas y muchos de los fondos de ese colectivo, está disfrutando de lo lindo. Las tres chicas fueron detenidas, el tema apareció en todas las teles y decenas de periodistas cubrieron su liberación en la tarde de ayer. ¡Reteta!
…………Los cuerpos de las chicas Femen que salen en los medios son absolutamente normativos, jóvenes y bonitos, como le gusta al sistema. Sus tetas están en su lugar y las usan para reivindicar en un contexto, el nuestro, en el que ese tipo de cuerpos no ofende, sino que gusta. En Europa, y concretamente en España, no hay buena película sin que asomen pechos. No hay anuncio de detergente sin que salgan unas bonitas bufas. Por eso creo que están equivocadas y que, sin querer, están reforzando los estereotipos contra los que hay que clamar para cambiar el sistema desde su raíz. Si yo fuera Femen, probablemente lo haría de otra manera; quizá mostraría otras partes de mi cuerpo que aquí se consideren muy obscenas y molesten de verdad de la buena. Si yo fuera Femen, me gustaría que las mujeres que vieran los medios jugándose el pellejo fueran gordas, peludas, monstruosas y absolutamente fuera del canon. Pero es que yo no soy Femen. Es que yo no he tenido las narices de entrar en el Congreso.  Es que ya —y lo he dicho cientos de veces— hay muchos feminismos y algunos, efectivamente, no me representan del todo, pero al final del día, como dicen los yanquis, son mis compañeras y no tengo por qué estar de acuerdo en todo con ellas. El feminismo es diversidad, igualdad de oportunidades y libertad de decisión: están clamando por mi derecho y el de todas a abortar, jugándose sus cuerpos y sus tetas perfectas, igual que las compañeras de la Elipa. La diferencia es que aquellas, tristemente, gracias al viejo truco del refrán, tendrán mayor altavoz.
…………Gracias, Femen.
…………Y muchísimas gracias a todas las personas que estuvieron en el escrache de la Elipa.
…………Teta, tetas, teta.


Fuente: http://lacolumnata.es/politica/gafapasta-con-carcoma-politica/femen-congreso-escrache-rouco-varela-feminismo-machismo-diferentes-tetas-y-luchas

ATTAC Málaga no se identifica necesariamente con los contenidos publicados, excepto cuando son firmados por la propia organización.

CRECE UNA NUEVA CLASE SOCIAL EN EUROPA: LA DEL TRABAJADOR POBRE

Según el informe de la Cruz Roja sobre el impacto humanitario de la crisis en Europa, el trabajo ya no es una garantía a la hora de eludir la pobreza y el 8,9% de los europeos con trabajo están bajo el umbral de la pobreza.  Las clases medias están disminuyendo a favor de las bajas e incluso en Alemania 5,5 millones de personas han perdido su condición de clase media, mientras que medio millón se han unido a la de los millonarios.  
Una de las mayores preocupaciones de los resultados del estudio efectuado por Cruz Roja sobre el Impacto humanitario de la crisis en Europa es el surgimiento de una nueva modalidad de pobre: “el trabajador pobre”, que es la persona que trabajando más de la mitad del año, gana menos del 60% de la renta media nacional. Por poner un ejemplo, la cuarta parte de los beneficiarios de asistencia social en Francia son pensionistas o tienen alguna clase de ingreso. Esto quiere decir que el empleo ya no es una garantía para eludir una situación de pobreza y de hecho, en 2011, el 8,9% de las personas con empleo en la UE vivían por debajo del umbral de la pobreza. 
Otros nuevos grupos más o menos vulnerables son los padres solteros o divorciados, los estudiantes, las familias con niños pequeños, las personas que pierden su trabajo o su empresa y las familias donde sólo un miembro trabaja. El informe también advierte sobre el aumento del riesgo de exclusión en casos de baja educación – lo que multiplica por cinco el riesgo de pobreza –, mientras que tener un trabajo de media jornada o llevar en el trabajo menos de un año lo multiplica por dos. Ser joven también aumenta el riesgo, al igual que pertenecer a un hogar monoparental, ser trabajador por cuenta propia o vivir en un entorno rural. 

Pérdida de las clases medias

Este nuevo perfil social se da en los Balcanes, en Francia, Italia, Portugal y España e incluso en Alemania, donde cerca de 600.000 personas con trabajo tuvieron que pedir ayudas para pagar sus facturas y 1,3 millones de personas con trabajo no ganan lo suficiente para vivir por su cuenta. Estas personas se ven perjudicadas por un contexto en el que la inflación sube por encima de los salarios, especialmente en alimentos y energía. El informe menciona el caso de España, donde los precios de la energía aumentaron en un 50% en los últimos años.  
El problema de estas familias es que viven a diario y carecen de ahorros para cualquier clase de contingencia. En España, tres cuartas partes de las familias atendidas por Cruz Roja – 2,4 millones – serían incapaces de hacer frente a un gasto inesperado de 600 euros y en Hungría, el 80% de la clase media carece de ahorros. 
Además, las clases medias están tendiendo a desaparecer y en Rumanía, del 20% de la población han pasado a ser el 10%, lo mismo que en Croacia y Servia. Incluso en Alemania la clase media ha pasado de ser el 65% de la población en 1997 al 58% en 2012, lo cual implica que 5,5 millones de personas dejaron de ser clase media. Durante este mismo tiempo, medio millón de nuevos miembros se unieron a las filas de los millonarios.

Ansiedad y problemas sociales

Esta situación de vulnerabilidad de las nuevas clases sociales europeas, donde varias personas dependen de uno de sus miembros o el trabajo propio resulta insuficiente para subsistir genera multitud de problemas psicosociales. Según explica el estudio muchos de los nuevos pobres se avergüenzan de su nueva situación y tratan de ocultarla, autoimponiéndose una cierta exclusión social. Durante la crisis de Chipre, por ejemplo, la Cruz Roja pudo comprobar cómo muchas personas llegaban a los centros de ayuda conduciendo coches caros. 
En general, la crisis ha generado problemas de salud al conectar la desnutrición con la depresión por situaciones de pobreza y desempleo y la insalubridad cuando se dan situaciones de pobreza real. La tasa de suicidios ha aumentado, al igual que la violencia y la drogadicción y esto ocurre al mismo tiempo en que los estados reducen sus presupuestos de bienestar social y atención sanitaria.
 Reducción de gastos sanitarios
Dentro de la lista de los países que han recortado sus presupuestos sanitarios, España ocupa el puesto catorce en 2010 y el décimo en 2011, tras países como Alemania, Grecia, Irlanda, Holanda, Portugal y Eslovaquia, y por delante del Reino Unido. 
Grecia es un buen ejemplo de los recortes ya que en este país, más de la mitad de los desempleados ya no tienen seguro médico y son atendidos por fundaciones sin ánimo de lucro. La tasa de suicidio ha crecido en un 40% entre enero y mayo de 2011 y la tasa de suicidios en mujeres se ha incrementado al doble. 
El Instituto Nacional para la Salud y el Bienestar de Finlandia ha seguido sistemáticamente a los niños nacidos en 1987, hasta su 21 cumpleaños en 2008. Se les conoce como los ‘hijos de la recesión’ porque han vivido la crisis que Finlandia pasó en la década de los noventa. Según este seguimiento, uno de cada cinco ha recibido tratamiento psiquiátrico o consumido fármacos para distintos trastornos. También han mostrado síntomas tardíos de la angustia de sus padres cuando tenían que luchar contra la crisis hace veinte años. 
ATTAC Málaga no se identifica necesariamente con los contenidos publicados, excepto cuando son firmados por la propia organización.

sábado, 12 de octubre de 2013

El taylorismo y el fordismo

Por Eduardo Garzón 
Un aumento de productividad en el ciclo de producción (debido a una innovación técnica, organizativa, o de otro tipo) supone una mejora sustancial en el proceso que permite obtener avances en la eficiencia del mismo. Una mayor productividad permite básicamente producir lo mismo en menos tiempo (o con menos trabajadores) o producir más en el mismo tiempo (o con los mismos trabajadores). Las sociedades precapitalistas normalmente se decantaban por la primera opción, pero ya vimos que a las sociedades capitalistas no les queda más remedio que elegir la segunda vía. La feroz competencia a la que están sujetas la mayoría de empresas las empuja a mejorar sus estructuras de producción para poder vender más barato que sus competidores. Esto trae como consecuencia que los gerentes de las empresas estén permanentemente preocupados por lograr mejoras de productividad, pues de ello depende la supervivencia de su negocio.
Los aumentos de productividad han sido una constante en la historia del sistema capitalista. Sin embargo, estos avances no se han producido de una manera uniforme y en ocasiones han tenido una repercusión tan importante que han provocado enormes cambios en los procesos de acumulación e incluso en las sociedades en las que se enmarcan. El ejemplo más destacado al respecto es la conjunción del taylorismo y fordismo que terminaron conformando con el paso de los años una etapa del sistema económico capitalista que vino a denominarse capitalismo fordista.
A principios del siglo XX los repetidos e importantes conflictos entre trabajadores y empresarios normalmente terminaban bloqueando temporalmente los procesos de acumulación en las empresas. Los trabajadores exigían mejorar sus condiciones de vida y de trabajo fundamentalmente a través de subidas salariales, lo cual iba en contra de los intereses de los empresarios. Para conseguir este propósito llamaban a las huelgas para detener la producción hasta que sus peticiones fueran escuchadas. Estos paros laborales podían ser incluso más perjudiciales para el ciclo productivo que una pérdida de rentabilidad en el negocio provocada por aumentos salariales, por lo que en muchas ocasiones los propietarios de los medios de producción terminaban dando el brazo a torcer y negociando con los sindicatos de los trabajadores mejoras en las condiciones laborales.
En el contexto de estos conflictos las puntuales mejoras de productividad venían a solucionar buena parte de los problemas de ambos bandos, pues la nueva situación permitía mejorar los salarios de los trabajadores sin perjudicar la rentabilidad del negocio. Por este motivo los empresarios también deseaban lograr avances en materia de productividad. La productividad no sólo era buscada para poder sobrevivir a la competencia, sino también para sobrevivir a los conflictos internos en la organización del trabajo.
Y es en este contexto cuando surge el taylorismo u organización científica del trabajo. El taylorismo fue un método de organización industrial cuyo fin era aumentar la productividad gracias a un sistema de organización racional del trabajo. Se basaba en la plasmación del método científico en las actividades laborales mediante la separación organizada de las tareas, la articulación de las mismas en secuencias y en procesos, y en el cronometraje de dichas operaciones. Se eliminaban de esta forma los movimientos inútiles de los trabajadores y se simplificaba su labor. Los trabajadores pasaron a realizar actividades muy repetitivas y simples que no requerían una gran destreza, por lo que podían realizarlas de forma rápida y eficiente.
Esta nueva organización del trabajo trajo importantes aumentos de productividad. Al mismo tiempo que se elevaba considerablemente la producción, se pudieron mejorar las condiciones laborales de los trabajadores. No obstante, muy pronto empezaron a aparecer problemas asociados a esta nueva forma de organización del trabajo: en las fábricas donde se implantó esta lógica organizacional, el ritmo de producción se aceleró y sobrepasó al ritmo de consumo. Los consumidores (que en aquella época pertenecían principalmente a la élite de la sociedad) tardaban más en ir a comprar los productos de lo que los productos tardaban en ser fabricados. Puesto que el taylorismo consistía en una serie de actividades secuenciales cuya duración estaba cuidadosamente medida, la producción no podía ser ralentizada ni detenida, y esto implicó que los productos finales fueran acumulándose en los almacenes sin que se les pudiera dar una salida inmediata al mercado. Y como sabemos, si la empresa no puede deshacerse de lo que ha producido no obtendrá los beneficios necesarios para que su actividad sea rentable y entrará en una crisis de rentabilidad.
Este fue el problema que analizó Henry Ford unos años más tarde. Este fabricante de automóviles estadounidense se dio cuenta de que como los consumidores tradicionales de productos de elevada tecnología –como los automóviles– eran fundamentalmente personas con elevada capacidad adquisitiva y éstos no eran muchos, la cantidad de consumidores potenciales era muy insuficiente para dar salida a una producción que en algunos años se había multiplicado por diez gracias a la nuevas técnicas de organización laboral. La solución que encontró a este problema consistió en aumentar los salarios a sus propios trabajadores para que pudieran comprar los productos que ellos mismos fabricaban. Así lo explicó el propio Henry Ford: “Todos los negocios de los ricos no bastarían para hacer vivir una sola industria. Aquí la clase que compra es la clase trabajadora, y es necesario que se convierta en nuestra clase ‘acomodada’ si queremos dar salida a nuestra enorme producción… los empleados de una industria deben ser sus mejores clientes” (1).
De esta forma surgió el fordismo, que era precisamente la combinación de formas tayloristas con salarios elevados que permitían que los trabajadores pudieran incorporarse al consumo de masas y de esta forma resolver en un principio esta interrupción en el ciclo de acumulación.
ATTAC Málaga no se identifica necesariamente con los contenidos publicados, excepto cuando son firmados por la propia organización.

jueves, 10 de octubre de 2013

El movimiento ecologista y la defensa del decrecimiento

Vicenç Navarro

Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University
Desde sus inicios, el movimiento ecologista ha tenido dos vertientes o versiones. Una asume que el mayor problema que tiene la humanidad debido al deterioro del medioambiente se debe al crecimiento demográfico que, al generar el consumo de más y más recursos, llegará a determinar un deterioro total del medioambiente, que será inhabitable.
El autor más conocido de esta versión (que fue homenajeado por el gobierno de la Generalitat en 2009), que podríamos llamar malthusiana, es Paul Ehrlich que terminaba su famoso libro The Population Bomb con este párrafo “La causa más importante del deterioro ambiental a nivel mundial es fácil de ver. La raíz del problema es que cada vez hay más coches, más fábricas, más detergentes, más pesticidas, menos agua, demasiado dióxido de carbono, resultado de que hay demasiada población en el mundo”.
De esta explicación de la crisis medioambiental, Paul Ehrlich deriva su propuesta de solucionarla centrándose en controlar el tamaño de las poblaciones e intentar reducir su crecimiento. Esta versión aparece de muchas maneras y con distintos matices. Suele ir acompañada de la teoría de las limitaciones de los recursos que se están consumiendo y, entre ellos, los recursos energéticos son un ejemplo claro. La futura limitación de las fuentes de energía no renovables tiende a ser el caso citado como causa de alarma y preocupación por los autores pertenecientes a esta tradición.
La otra versión del movimiento ecologista es la que centra la causa del deterioro ambiental, no tanto en el crecimiento de la población, sino en el crecimiento de la utilización de tecnologías o sustancias tóxicas y contaminantes, que pueden sustituirse, independientemente del crecimiento de la población. Su máximo exponente es Barry Commoner que fue el fundador del movimiento ecologista progresista en EEUU y que, diferenciándose de la versión conservadora –que se caracterizó por su determinismo demográfico-, centró sus propuestas en el cambio y sustitución de los recursos y tecnología utilizados, cuestionando la inevitabilidad del deterioro medioambiental que Ehrlich consideraba como consecuencia del crecimiento demográfico. Barry Commoner mostraba la reducción del dióxido de carbono (resultado de sustituir el tráfico de mercancías por carretera por el de tráfico ferroviario, basado en la electricidad) como ejemplo de la reversibilidad del daño medioambiental. Barry Commoner no ponía el énfasis en el crecimiento demográfico sino en la utilización de productos que afectan negativamente al medioambiente y, por lo tanto, a la humanidad. La solución es encontrar sustitutivos a los productos contaminantes. La sustitución de la energía nuclear por las energías renovables como la solar es un ejemplo de ello.
En varios escritos, que se han convertido en clásicos, Commoner analizó la contaminación atmosférica (debida al dióxido de carbono) en varios países desarrollados y subdesarrollados, mostrando que la variable más importante para explicar la calidad ambiental no era la población sino la tecnología utilizada, de manera que países con escasa población podían ser muy contaminantes y países muy poblados no tenían que ser contaminantes, pues podían utilizar tecnologías que no afectaban negativamente al ambiente (Commoner, Barry “Rapid Population Growth and Environmental Stress” y “Population, Development, and Environment: Trends and Key Issues in the Developed Countries”, ambos publicados en elInternational Journal of Health Services, Volumen 21, 1991 y Volumen 23, 1993). La población podía ser una variable influyente en el crecimiento de la toxicidad en el medioambiente, pero el impacto de la tecnología utilizada era varias veces superior al impacto generado por el tamaño de la población. Barry Commoner cuestionaba el catastrofismo que suele caracterizar la versión ecologista conservadora, refiriéndose al mejoramiento de las aguas en varios ríos estadounidenses, resultado de la regulación del flujo de sus aguas.
Esta concienciación de la importancia de la utilización de estas tecnologías y productos contaminantes llevó a Barry Commoner a analizar porqué unas tecnologías eran utilizadas más que otras. Y ello le llevó al estudio de la estructura económica y energética de un país, concluyendo que la estructura de poder que sostiene el tipo de producción era el causante del deterioro ambiental. Y le preocupaba mucho, por ejemplo, la enorme concentración de la propiedad de las energías no renovables que coincidía con la de las renovables. Y de ahí deriva el problema. 
Las teorías del decrecimiento
Una situación semejante existe ahora en algunas de las teorías del decrecimiento. En un momento en el que la economía no crece, causando enormes daños, como el elevado desempleo, aparecen teorías económicas que sostienen que el crecimiento económico es malo, pues consume más y más recursos que son finitos, cuya desaparición causará gravísimos daños, considerando el decrecimiento como una evolución positiva, forzándonos a todos a ser más austeros en nuestro consumo. Como millones de seres humanos ya viven en condiciones de gran austeridad, no queda claro qué es lo que tienen que hacer los países austeros, excepto desincentivar que se consuma más. Su solución, por lo tanto, se aplicaría a los países de gran consumo, comúnmente conocidos como “países económicamente desarrollados”. Y es ahí donde se centra la propuesta de reducir el consumo que se considera un despilfarro de recursos finitos e insustituibles.
El problema con esta propuesta es (tal como Barry Commoner criticaba a Paul Ehrlich) que asume erróneamente que solo hay un tipo de consumo y actividad económica y que hay solo una manera de crecer económicamente (además de sostener también la finitud de recursos y/o su falta de sustituibilidad).
El crecimiento es una categoría contable y tiene un carácter genérico que nos dice muy poco. Se puede crecer económicamente produciendo prisiones y tanques y se puede crecer construyendo escuelas e investigando cómo curar el cáncer. Se puede crecer construyendo grandes edificios o manteniendo los ya existentes para hacerlos más ahorradores de energía y habitables. Ser anticrecimiento, sin más, es una actitud que refleja un cierto inmovilismo que perjudicará a los más débiles de la sociedad como ya estamos viendo ahora, cuando las sociedades están decreciendo. La cuestión no es, pues, crecimiento o decrecimiento sino qué tipo de crecimiento, para qué y para quién. Hoy las necesidades de la población mundial son enormes. Exigir que el mundo deje de crecer es equivalente a negar la posibilidad de mejorar. Ni que decir tiene que existen ya los recursos para permitir una vida digna a todos los ciudadanos del mundo. Ahora bien, alcanzar esta realidad requerirá una enorme redistribución de los recursos que será necesaria pero insuficiente, pues habrá la necesidad de producir más y mejor para satisfacer las enormes necesidades, definidas estas democráticamente.
Esta redistribución no pasa necesariamente por una reducción del crecimiento de los países desarrollados como algunas voces del movimiento por el decrecimiento están sugiriendo. En realidad, y tal como he indicado anteriormente, el tema relevante no es el crecimiento sino el tipo de crecimiento. La sustitución del transporte de mercancías en camión por un sistema ferroviario no contaminante para ahorrar energía o la sustitución del coche contaminante por el coche eléctrico o del coche individual por el transporte público colectivo no suponen necesariamente un crecimiento menor sino otro tipo de crecimiento. Esto es lo que algunos defensores del decrecimiento parecen ignorar. Es necesario redefinir lo que se entiende por crecimiento pero me parece erróneo asumir que hay solo una forma de crecer y concluir, con ello, que el crecimiento económico es intrínsecamente negativo. Como también me parece erróneo asumir que la inteligencia humana, puesta al servicio de las necesidades de la población en lugar de optimizar la acumulación del capital, no pueda redefinir los recursos materiales, de manera que enriquezcan en lugar de que deterioren la calidad medioambiental del planeta. Ejemplos de que ello es posible ya tenemos, como bien documentó Barry Commoner.
Una última observación. Nada de lo que he dicho puede interpretarse como una dilución de mi compromiso en cuanto a la necesidad de tomar medidas radicales para prevenir el deterioro medioambiental y aplaudo el esfuerzo de movimientos ecologistas a favor de concienciar a la ciudadanía del grave problema que se ha creado con el crecimiento actual, poco respetuoso, cuando no hostil, con la calidad medioambiental de donde las poblaciones viven. Pero, es este mismo compromiso el que me exige ser crítico con aquellas voces que parecen añorar nostálgicamente un mundo pasado, negando la posibilidad del progreso. Hace años, debatí con Ivan Illich, criticando su postura opuesta a la universalización de los servicios sanitarios, por considerar que negaban al ser humano su característica de ser autónomo, creando dependencias del sistema médico. Este mirar atrás puede verse fácilmente como una mera actitud regresiva. Y es ahí donde creo que se puede llegar con este discurso anticrecimiento. Se tiene que exigir otro tipo de crecimiento, un crecimiento que responda a las necesidades humanas y no a la necesidad de acumular capital, pero esto es muy distinto a paralizar todo el crecimiento. Me parece un profundo error.


ATTAC Málaga no se identifica necesariamente con los contenidos publicados, excepto cuando son firmados por la propia organización.

martes, 8 de octubre de 2013

No es nuestra deuda

CADTM

Semana de acción global sobre Deuda y las Instituciones Financieras Internacionales, del 8 al 15 de octubre del 2013

Pronunciamiento por la semana de acción global sobre Deuda y las Instituciones Financieras Internacionales

El pago de la deuda, la evasión fiscal y la fuga de capitales son factores que están empobreciendo a nuestra gente en beneficio del enriquecimiento de unos cuantos. Se transfieren recursos del Sur hacia el Norte, de los marginalizados hacia los poderosos, del 99% al 1%. Como consecuencia de los impactos y la crisis que este sistema financiero genera, se devasta la vida y sustento de cientos de millones de personas.

Los acreedores con prácticas irresponsables y abusivas están protegidos frente a los impactos de una crisis de deuda que ellos mismos ocasionaron, mientras que la gente que no tuvo nada que ver con los préstamos es quien ahora paga el precio. El sistema de financiamiento irresponsable y abusivo, así como los rescates bancarios, han incrementado las inequidades y han socavado la democracia en cada rincón del mundo.

Este sistema debe llegar a su fin, como un paso hacia una verdadera democracia, una mayor equidad y el cumplimiento de los derechos humanos básicos.

Conformamos un movimiento mundial, que apoya a los ciudadanos de todo el mundo, demandando:

Auditorías públicas o ciudadanas para determinar si las deudas son ilegítimas;

Repudio y cancelación de la deuda ilegítima e insostenible;

Poner fin a la imposición de soluciones a la crisis de deuda, orientadas a los intereses de los propios acreedores, como los bancos y el FMI;

Un sistema fiscal justo y progresivo;

Prácticas de endeudamiento y administración de la deuda pública que garanticen la participación ciudadana y transparencia;

Un gasto público que priorice las necesidades esenciales y un cambio hacia un camino de desarrollo sustentable y equitativo;

Transformación del sistema financiero, para prevenir la continua generación de crisis de deuda.
No es nuestra deuda

Semana global de acción contra la deuda ilegítima, 8 al 15 octubre 2013

Mientras los prestamistas más poderosos del mundo se reúnen en Washington en las reuniones anuales del Banco Mundial y el FMI, los pueblos nos unimos para enviar un mensaje claro:

Sus deudas injustas no son nuestras deudas!

Desde América Latina hasta África y Asia, de Europa a América del Norte, vivimos el daño y el sufrimiento causado por deudas ilegítimas e insostenibles.

En un mundo donde los deudores son castigados y los acreedores tienen la última palabra, les decimos a los acreedores: asumid vosotros las responsabilidades!

Queremos soluciones a esta crisis, centradas en las personas, no falsas soluciones impuestas por los acreedores desde arriba.

Durante la Semana de la Deuda, movimientos globales y locales nos queremos unir, de formas creativas y diversas, en muchas lenguas diferentes, en un sólo reclamo: “No es nuestra deuda”

No es nuestra deuda cuando no la creamos.

No es nuestra deuda cuando no fuimos consultados.

No es nuestra deuda cuando nuestros derechos fundamentales son violados para pagarla.
Sus deudas injustas no son nuestras deudas!

Actúa:

Durante la semana internacional de la deuda, del 8-15 de octubre, hacemos un llamado a las personas de todo el mundo a solidarizarse y gritar “No es nuestra deuda”.

Os invitamos a uniros y enviar un mensaje de por qué creéis que una deuda en particular no es nuestra deuda o no se debe pagar.

1) Escribe en un pedazo de papel, una pizarra o similar, por qué piensas que una deuda en particular “no es nuestra deuda ” o “no se debe pagar”. Por ejemplo:

- #NoEsNuestraDeuda si pagándola se pone en peligro la sanidad… la vida antes que la deuda!

- #NoEsNuestraDeuda si el dinero fue prestado para comprar armas

- #NoEsNuestraDeuda si sirve para salvar a bancos irresponsables

2) Haceros una foto con el mensaje en una hoja de papel o pizarra. Podéis ver algunos ejemplos en:

3) Cualga tu foto en Twitter, Facebook o Instagram, con tu mensaje y con el hashtag #NoEsNuestraDeuda y #notourdebt (Es muy importante que pongáis el hashtag en inglés, además de en vuestra lengua original). Ejemplo : https://twitter.com/tkjones3434/sta

4) Si has utilizado el hashtag #notourdebt el mensaje y la imagen aparecerá automáticamente en:
http://tagboard.com/notourdebt

Esperamos así recopilar fotos de todo el mundo para mostrar que el rechazo a las deudas injustas e ilegítimas es global

Si no puedes hacerte una foto, puedes participar simplemente escribiendo un mensaje en Twitter y / o Facebook con el hashtag #notourdebt

Si no puedes enviar tu foto a Twitter o Facebook, puedes enviarla a info@jubileedebtcampaign.org.uk y Jubilee Reino Unido la publicará por ti.

Por favor, ayúdanos a hacer de esta acción un grito global contra la deuda, compartiendo este mensaje con tus amigos y amigas en todo el mundo.

Artículo publicado en Adital

ATTAC Málaga no se identifica necesariamente con los contenidos publicados, excepto cuando son firmados por la propia organización.