lunes, 30 de septiembre de 2013

Reforma laboral: los salarios bajan, los beneficios suben

Por Raúl Navas.


Desde que estalló la crisis, hemos oído miles de veces que hemos vivido por encima de nuestra posibilidades durante el boom económico y que ahora debemos implorar el perdón al dios mercado o al FMI, mientras aceptamos resignados cualquier castigo por parte de la banca y el capital. Resulta lamentable, pero necesario, desenmascarar esa mentira repetida constantemente en los medios de comunicación. Se dice que los historiadores deben recordar lo que la gente ha olvidado. Si es así, tenemos una gran tarea, porque el capital ha trabajado duro para borrar nuestra historia reciente y extender la falsa conciencia de que todos ganábamos mucho dinero antes de estallar la crisis.
La realidad es que nuestros salarios ya eran bajos cuando la economía crecía. Informes de la OCDE señalan que España fue el único país de la OCDE en que se redujeron los salarios reales -un 4%- entre 1995 y 2005. Mientras tanto, los beneficios empresariales crecieron un 73% entre 1999 y 2008 (en la UE-15 aumentaron en este periodo una media del 38%). Estos datos reflejan que el boom económico fue muy beneficioso para el capital, pero no la gente trabajadora. En los años del boom, no vivimos por encima de nuestras posibilidades: el capital impuso un modelo económico de bajos salarios y precariedad, combinado con altos precios de la vivienda, formando un cóctel perfecto para provocar el endeudamiento de las familias, y con él, el negocio de los bancos. Este modelo se complementaba con continuas medidas gubernamentales encaminadas a bajar los impuestos al capital y los salarios al resto de la sociedad.
Si al inicio de la crisis ya partíamos de bajos salarios, con ella estos no han hecho más que bajar. Un Informe sobre Remuneraciones de ICSA, publicado en enero de 2013, señalaba que entre 2007 y 2012 los trabajadores han perdido un 2,5% de su poder adquisitivo, y que mientras la media del salario anual de los directivos era de 75.106 euros, el de los empleados base se situaba en 21.408. Para Eurostat, el recorte de los salarios españoles desde 2009 alcanza el 6%.

El Partido Popular en el gobierno

Durante la campaña electoral de 2011, la estrategia del PP fue muy simple, y se basaba en transmitir la idea de que “sin Zapatero todo se arreglará”. González Pons llego a prometer que si gobernaba el PP, crearía 3.5 millones de puestos de trabajo en cuatro años. Uno de los lemas de su campaña fue “Lo primero el empleo”. Y tenían parte de razón: lo primero que hicieron una vez ganaron las elecciones fue recortar el salario de los empleados. En diciembre de 2011, Rajoy formó gobierno, y poco después anunció la congelación del Salario Mínimo Interprofesional, establecido en 641,20 euros. Hacía oídos sordos al mismo Consejo de Europa, que había advertido justo un año antes que el salario mínimo en España era insuficiente. Esta medida no estaba en su programa electoral y desde 1967 ningún gobierno se había atrevido a aplicarla. Hay que señalar que cuando se aprobó esta medida, la CNMV anunciaba que en 2011 el salario medio anual de los consejeros de las empresas que cotizaban en bolsa había sido 260.215 euros. El gobierno dejó bien claro desde el principio que estaba dispuesto a aceptar la tabla reivindicativa del gran capital.
Mientras tanto, las ejecutivas sindicales de UGT y CC OO, una vez más, no optaron por una estrategia de movilización, sino que mostraron una continua disposición al pacto, facilitando así nuevas agresiones. El 25 de enero, CEOE, CEPYME, UGT Y CC OO, firmaban el II Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva 2012-2014, que fijaba un acuerdo para establecer ridículas subidas salarias con el tope de un 0,5% en 2012, y un 0,6% en 2013 y 2014. Es decir, UGT y CC OO aceptaban el recorte salarial como medida necesaria para salir de la crisis, y se comprometían a no pedir subidas salariales superiores al 0,5%. Fue un acuerdo vendido como un avance, cuando en realidad suponía un ataque a nuestro poder adquisitivo. Aun así, la patronal y el gobierno tardaron poco en incumplirlo para tratar de imponer salarios aun más bajos.

Una nueva contrarreforma laboral

Mientras la patronal, en una política de chantaje permanente, amenazaba con más despidos si no se asumían recortes salariales, Toxo y Méndez reiteraron su disposición al dialogo con un gobierno al servicio del capital. El 10 de febrero de 2012, el gobierno procedió a aprobar una contrarreforma laboral por decreto, sin negociar ni consensuar absolutamente nada. Se aprobaba una nueva legislación a la medida de la CEOE, la banca y el gobierno alemán. Estas afirmaciones no son gratuitas, y la prueba la tenemos en el propio inicio del texto publicado en el BOE, donde se exponía que la reforma era “reclamada por todas las instituciones económicas mundiales y europeas”. Más adelante se especificaba que “ Presiones de los mercados financieros (…) hacen imprescindible abordar las deficiencias estructurales del mercado laboral español”.
La nueva normativa facilitaba que el empresario pudiera rebajar unilateralmente el sueldo a los trabajadores. Sencillamente se dejaba en manos del empresario la decisión de pagar o no la cantidad integra del salario pactado en convenio. De esta manera se otorgaba una seguridad jurídica total al empresario, quien podía tomar la decisión de rebajar los salarios dentro de un marco legal, más aún cuando estas medidas fueron seguidas de la aprobación de unas tasas judiciales que hacían inviable económicamente los recursos en segunda instancia ante abusos empresariales. Si en las últimas décadas la patronal consiguió normalizar el hecho de que una empresa con beneficios anunciara un ERE, ahora pretendía normalizar las rebajas salariales.
Durante los últimos meses estamos comprobando que la reforma laboral sigue sirviendo fielmente a uno de los objetivos para los que fue aprobada: facilitar una rebaja generalizada de salarios en el sector público y privado. Abundan las estadísticas que señalan una rebaja salarial trimestre tras trimestre. Según el Índice de Coste Laboral Armonizado, el coste de la hora de trabajo disminuyó un 4% en el último trimestre de 2012. En este periodo, el conjunto de las remuneraciones salariales se redujo un 8,5%, mientras que el de las rentas empresariales aumentó un 1,4%. El INE publicó el pasado mes de mayo que en el primer trimestre de 2013 la remuneración por asalariado cayó un 0,4% en el sector público y un 0,9% en el sector privado, y en septiembre, que los salarios encadenaban nueve meses consecutivos de descenso. Otro dato significativo es que la remuneración media pasó de 35.600 euros en 2008 a 34.476 euros en el primer semestre de 2013, por lo que los asalariados han dejado de percibir casi 60.000 millones de euros durante ese tiempo. El pasado mes de agosto, el Ministerio de Empleo publicaba información relativa a los convenios colectivos registrados a lo largo de 2013, y señalaba que 671.739 trabajadores se habían visto afectados por una congelación salarial y que se habían registrado 1.574 descuelgues de convenio. Por otro lado las estadísticas del INE sobre coste salarial medio por trabajador indican mes tras mes que cada vez se trabaja más por menos salario.
Quieren imponer unos salarios tan bajos que no haga falta ser parado de larga duración para vivir en la pobreza. Además, los bajos salarios sientan las bases para prestaciones por desempleo inferiores y futuras pensiones más bajas.
Los representantes del capital no han ocultado su apoyo entusiasta a la reforma laboral que combina despidos baratos con rebajas de sueldo. En marzo de 2013, el Banco de España pedía a los empresarios que aprovecharan la nueva legislación para rebajar sueldos a los trabajadores. Otro ejemplo clarificador lo encontramos en unas declaraciones de Enrique Sánchez, Presidente y director de Adecco para España y Portugal, quien aseguró que “ Con la última reforma laboral la posibilidad de que las empresas recurran al descuelgue es real y las empresas están utilizando la reducción salarial como vía para evitar los despidos. Es un hecho que los salarios están bajando entre un 10% y un 15% /1.

Los salarios y la competitividad

Los capitalistas insisten en que la única manera de crear o mantener empleo es recortando derechos laborales y salariales. Pero la realidad muestra que estamos perdiendo todo tipo de derechos mientras no se crea empleo y aumenta la precariedad. Por el contrario, han existido ejemplos históricos de aumentos salariales combinados con creación de empleo. Esta situación no es nueva, dado que la patronal siempre achaca la culpa del paro o de una supuesta baja productividad a los derechos laborales, salariales y al coste del despido. En cambio, desde su punto de vista, el capital siempre queda fuera de toda culpa, pese a que ellos son quienes despiden y mandan al paro a millones de trabajadores, de una forma jurídicamente segura, fácil, libre y barata.
Los representantes del capital siguen repitiendo que los salarios de los trabajadores (no los suyos) deben rebajarse para ser más competitivos. En la agenda reaccionaria del capital se encuentra una ofensiva para desligar definitivamente los salarios del IPC y poner fin a las cláusulas salariales. El pasado 24 de septiembre, el Círculo de Empresarios reivindicaba rebajar el salario mínimo. No dudan en presentar públicamente como positivos datos o estadísticas de devaluación salarial, alegando que se esta manera “España gana competitividad”. Ante esta afirmación hay que señalar que si la clave de la competitividad fueran los salarios, las empresas de Somalia serian las más competitivas. Sin embargo, analizando datos del Índice de Competitividad Del Foro Económico Mundial, comprobamos que no existe una relación entre salarios bajos y competitividad. Según este índice, España ocupa el puesto 36º con un salario mínimo de 645 euros. En cambio Holanda que ocupa el 5º lugar, tiene un salario mínimo de 1.447 euros. Bélgica, país donde el salario mínimo se sitúa en 1.444 euros, obtiene el puesto número 17º. Francia ocupa el puesto 21º, con un salario mínimo de 1.398 euros. Luxemburgo tiene el puesto 22º, con un salario mínimo de 1.801 euros.
La tesis de que la única política laboral posible y correcta es la bajada de salarios es puesta en entredicho por la Organización Internacional del Trabajo. Su director, Guy Ryder, declaró a El País “Rebajar salarios y condiciones de trabajo es un error”. Incluso aseguró: “No creo que la salida de la crisis pase por la bajada de los salarios a niveles de pobreza. En Europa, una de cada dos familias que vive en la pobreza tiene al menos una persona que trabaja. Hay un gran peligro de que las reformas laborales creen una población de pobres que trabajan y ese no puede ser el objetivo. Si uno trabaja, tiene que poder vivir de forma decente. La idea de que en Europa es necesario rebajar salarios y condiciones de trabajo, incluso disminuir derechos fundamentales, es un error/2.

Escandalosos beneficios y remuneraciones para el capital

Mientras las bajadas de sueldo, que hasta ahora eran una excepción, se están convirtiendo en regla, vemos como los capitalistas que predican recortes salariales no se aplican de sus propias exigencias. La patronal pide recortes de sueldos y de derechos para los demás, no para ellos. Basta analizar las ganancias de los representantes de la banca y patronal, o los beneficios empresariales registrados recientemente. Los quince directivos de empresas del IBEX 35 mejor pagados en 2012, ganaron en total 127 millones de euros. Destaca el caso del ex consejero de Telefónica Julio Linares, que ganó 33,3 millones de euros, incluyendo 24,7 millones de indemnización por dejar su cargo. Además, según el Informe anual sobre la Riqueza en el Mundo, el número de ricos en España creció un 5,4% en el año 2012.
En los seis primeros meses de 2013, las empresas del IBEX 35 han aumentado sus beneficios en un 19,3%. En total han ganado 14.853,97 millones de euros. Destacan Caixabank con un aumento del beneficio de un 145,78%, o Bankinter, que presenta un incremento del 352%. Por su parte el Banco Santander aumentó su beneficio un 29% y el BBVA en el primer semestre de este año, aumentó sus beneficios un 90,86%, alcanzando 2.882 millones de euros, casi el doble que en todo el año 2012 (1.676 millones). ACS ha obtenido unos beneficios de 357 millones de euros, mientras que Sacyr ha alcanzado los 60,8 millones. Por otro lado, según la Asociación Española de la Banca, durante el primer semestre de 2013, la banca aumentó sus beneficios un 67,3%, alcanzando los 5.310 millones de euros, cifra “poco significativa” según la propia AEB. Además, según la Autoridad Bancaria Europea, hay 125 banqueros españoles que ganan más de un millón de euros al año, siendo España el cuarto país europeo con más banqueros que ganan más de un millones de euros al año. Conviene recordar datos de este tipo cada vez que escuchamos en televisión que se deben aplicar recortes.
Con este injusto panorama no es de extrañar que la desigualdad salarial se dispare. En octubre de 2012 el Banco de España publicó que la desigualdad salarial se ha incrementado un 8,7%. Por otro lado, el INE ha publicado recientemente que las rentas del trabajo pasaron de 537.600 millones de euros en 2008 a 482.600 millones de euros en 2012. Mientras tanto, las rentas del capital aumentaron un 5,1% en 2011 y un 2,3% en 2012. Este constante aumento de los beneficios y reducción de los salarios ha hecho que el peso en la renta nacional de las rentas del capital (46,1% del PIB) haya sobrepasado al de las rentas del trabajo (44,2%), que ha alcanzado un mínimo histórico.

Es necesaria una agenda de movilización

A medida que se alarga la crisis económica, vemos como la voracidad del capital no conoce límites. Un año después de aprobarse la reforma laboral, comenzaron a escucharse las voces que pedían nuevos ataques a los derechos laborales y salariales. En marzo de 2013, Hans-Werner Sinn, presidente del IFO (think thank alemán), dijo que Rajoy debe aprobar otra reforma laboral que flexibilice los salarios a la baja. Eso hizo Schröder en 2003. Eliminó el salario mínimo y laminó el Estado del Bienestar privando a millones de personas de sus ayudas sociales: eso causó disturbios y protestas. Le costó el cargo. Sin embargo, se trataba de la política adecuada. Puede que con eso Rajoy no consiga gobernar mucho tiempo, pero eso es lo que España necesita /3 .
Este verano hemos conocido la propuesta del FMI de bajar un 10% los salarios de los trabajadores en España. Además ha exigido rebajar las cuotas empresariales a la seguridad social, volver a subir el IVA, reducir la capacidad judicial para declarar improcedentes los EREs y disminuir las indemnizaciones por despido. El FMI justificaba su propuesta alegando que los sueldos “No habían bajado lo suficiente”. Esta no fue una propuesta aislada, al día siguiente el comisario europeo de economía y vicepresidente de la comisión europea, Oli Rehn mostró un apoyo entusiasta a la propuesta de rebajar salarios. Se permitió el lujo de acusar de irresponsabilidad hacia los parados a quienes se opusieran. Conviene señalar que la directora del FMI tiene un salario base de 551.700 dólares después de impuestos y que los sueldos de los comisarios europeos rondan los 300.000 euros anuales. Estos son los salarios de los tipos que defienden bajos salarios.
El gobierno ha apostado porque la única variable de ajuste y lo único que debe reducirse son los salarios y el gasto público. Hemos comprobado que el objetivo de la reforma laboral no era crear empleo, ni reducir la temporalidad, sino bajar los salarios. Rajoy dijo durante la campaña electoral de 2011 que siempre diría la verdad. Pese a que ha prometido hace poco que bajará los impuestos, la verdad es que está bajando los sueldos, mientras sube los impuestos excepto para los ricos.
En conclusión, la actual normativa laboral beneficiados a unos y perjudica al resto. La situación actual, caracterizada por una alta tasa de paro, provoca miedo, angustia e inseguridad entre amplios sectores de la clase trabajadora, lo que facilita la imposición de salarios más bajos. Para hacer frente a esta situación hace falta un sindicalismo combativo y anticapitalista, que arrebate la iniciativa a una patronal que hasta el momento esta mejor organizada y más a la ofensiva. A este combate debemos ir con criterios ideológicos anticapitalistas muy claros, tejiendo redes de solidaridad y resistencia entre todo el movimiento obrero europeo.

1/ El País, 8/3/2013, pp. 16. http://economia.elpais.com/economia...
2/ El País, 30/9/2012, pp. 26. http://economia.elpais.com/economia...
3/ El País, 2/3/2013, pp. 31. http://economia.elpais.com/economia...
28/9/2013

Raúl Navas es delegado sindical de CGT

Fuente: http://vientosur.info/


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domingo, 29 de septiembre de 2013

Demagogia fiscal

Por Juan Torres López
En Estados Unidos, el ingreso de las 400 personas más ricas se ha multiplicado por más de cuatro desde 1995, pero han pasado de pagar una media del 29,93% de su renta en impuestos federales a poco más del 15%. En España, los grandes patrimonios pueden tributar al 1% o incluso nada a poco que utilicen sociedades de pantalla o paraísos fiscales para gestionarlos y las empresas españolas soportaron en 2012 un tipo real del 11,6% sobre sus ganancias contables frente al 26% de media en Europa.
Eso ha sido posible gracias a las sucesivas reformas fiscales en España realizadas tanto por el PP como por el PSOE, que han concluido siempre con rebajas impositivas para los propietarios del capital, especialmente inmobiliario y financiero, y para las rentas y patrimonios más elevados.
Para justificar el continuado privilegio fiscal hacia los de arriba lo que se hace es ridiculizar y despreciar a los impuestos y a su función social a base de mentiras y demagogia. Una de las tonterías políticas más grandes que se ha escuchado en los últimos años fue la de Zapatero cuando afirmó que bajar impuestos es de izquierdas y las mentiras más clamorosas y evidentes del Partido Popular tienen que ver con ellos. Prometen siempre que van a reducirlos y critican si otros lo suben pero lo cierto es que nadie los ha elevado tanto como Rajoy: casi en 30 ocasiones desde que gobierna.
Decir que bajar o subir los impuestos es de izquierdas o que hay que hacerlo porque es bueno para todos son tonterías y mentiras que descalifican a quien lo dice por razones elementales.
Como es bien sabido, hay impuestos de distinta naturaleza y, por tanto, con efectos diferentes. No es lo mismo ni afecta por igual a todos subir el IVA de las compresas, por ejemplo, que el de los palos de golf. Además, los impuestos tienen tres posibles y diferentes efectos. Uno es el de recaudar recursos para el sector público, otro el de favorecer o desincentivar unas actividades económicas u otras y, el tercero, redistribuir la renta recayendo en mayor o menor medida sobre las distintas personas físicas o jurídicas. Por tanto, afirmar que siempre es bueno bajarlos o que al hacerlo se beneficia siempre a todos o a toda la economía es sencillamente falso.
Se puede bajar un impuesto o incluso todos ellos y aumentar así la desigualdad que a la postre puede producir una caída en la actividad económica y en consecuencia una disminución de los ingresos que haga que suba la presión fiscal. O se les puede subir buscando más ingreso pero generar con ello un incentivo perverso para actividades que produzcan enseguida crisis o la insostenibilidad de la actividad productiva y al final menos recaudación.
Y como las personas y grupos sociales tenemos ingresos o patrimonios muy diferentes, resulta que decir que se bajan los impuestos cuando se reducen los tipos impositivos a todos por igual es una falacia, pues lejos de beneficiar generalizadamente se sobrecarga en términos relativos a quienes tienen menos ingresos o patrimonio.
Además, las ventajas o inconvenientes de los impuestos no solo dependen de su cuantía sino del beneficio que proporcionan los recursos que generan. Casi siempre que se dice que se bajan se bajan solo a los de arriba, y los de abajo, que son la mayoría de la sociedad, lo suelen pagar muy caro por la merma que sufre, por otro lado, la provisión de servicios públicos.
La reciente propuesta de Izquierda Unida para revisar el sistema fiscal andaluz ha vuelto a destapar el tarro de esas esencias carcas contra los impuestos que no tienen otro efecto que mantener los privilegios a los mismos de siempre. Pero aquí tenemos impuestos mal utilizados, actividades que conviene promover y otras desincentivar, una gestión tributaria deficiente (hay unos 1.700 millones de euros pendientes de recaudación) y la misma o mayor inequidad que en el resto de España. Así que no es demagogia fiscal ni engaño lo que necesitamos sino rigor y más coraje frente a la injusticia.

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El PP, del franquismo al totalitarismo

Por Antonio Mora Plaza.

Los partidos de izquierda en España cometen el error de considerar al PP como un partido más dentro de la democracia española, como si fuera un partido que hubiera asumido los principios de una democracia. Y sin embargo el PP no se comporta como tal, como luego enumeraremos. El PP es el heredero de Alianza Popular, que fue el recipiente donde fueron a caer los franquistas de la dictadura que quisieron seguir en el poder –fuera pequeño o grande, local o estatal–. En Alemania, en Italia, en Francia, los partidos que estuvieron al lado o justificando el nazismo fueron desapareciendo e, incluso, fueron ilegalizados. Es en los últimos tiempos donde han renacido de nuevo, aunque con otras etiquetas. En España, tras una transición oportunista por todos los lados, los franquistas permanecieron en el poder, en el judicial, en el poder local y, más tarde, en el autonómico, además de el estatal. Sólo hay que ver algunas biografías de algunos de los actuales líderes (Aguirre, Gallardón, Oreja, Rato, Aznar, etc.).
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Fraga, un ministro del dictador y genocida Franco, fue varias veces ministro y embajador en el Reino Unido durante la dictadura, y este tipo fue durante mucho tiempo –hasta su muerte– presidente del PP. El inmenso error de los partidos de izquierda –PSOE Y PCE– fue considerar que la democracia se constituiría sobre dos pilares: la confusión entre sistema electoral y democracia, y la llamada “reconciliación”. Con ello quedó indemne todo el poder franquista en las instituciones. Pero lo peor de esta falsa transición y esa falsa reconciliación es que ha dejado un cuerpo electoral de origen franquista que vota ahora en masa y acríticamente al PP. No es que todo el que vote al PP sea franquista, pero sí es verdad que todos los franquistas votan al PP. Que los partidos de izquierda hayan confundido la política como manera de ocupar las instituciones con la sociología política –que atañe y se manifiesta en las elecciones– se debe a que estos partidos se han creído el mito de la transición ejemplar y se han olvidado de la sociología política. El llamado suelo electoral del PP es franquista, suelo al que se han incorporado nuevas generaciones que aspiran a algún tipo de privilegio o que desean mantener el que creen tener. No debiera sorprender esta permanencia en la historia, y menos en la historia de España, donde un fenómeno menos traumático que una dictadura de 40 años como fue el carlismo ha sobrevivido durante más de un siglo (recuérdese los sucesos de Montejurra de 1976). Y ahora, cuando este partido heredero del franquismo ha obtenido de nuevo la mayoría absoluta, asoma lo que siempre han tenido los partidos de derecha en España desde que existen como tales (desde el reinado de Isabel II): su carácter totalitario. Me refiero a los partidos de ámbito nacional, no así los partidos nacionalistas, que han tenido otra historia, a veces enfrentada con los nacionales.
Ahora el PP se va atreviendo con todo: 1) De entrada su llamativa oposición y boicot a la almibarada ley de la Memoria Histórica, que el partido que la promulgó –el PSOE, claro- la dejó en manos de los poderes locales; 2) Llamativo es el cambio de la ley para el nombramiento de un comisario político en RTVE. Como alumnos de Goebbels -el famoso ministro de propagada nazi- los del PP saben de la importancia de la propaganda, sobre todo cuando se hace lo contrario de lo que se promete y se miente sobre la realidad (Zapatero manirroto, cuando fue el líder socialista quien comenzó con los recortes en mayo del 2010); 3) Es imprescindible para seguir engañando crear todo un diccionario de eufemismos para no llamar a la realidad por su nombre (“gravamen” por amnistía, “retraimiento” por eliminación, “ayuda” por rescate), lenguaje que recuerda los inventados por Aldous Huxley en Un Mundo Feliz; 4) El ataque al Estado de Bienestar, reduciendo sus presupuestos hasta llevarnos a una segura recesión económica. El PP habla de reducir el gasto público en ¡102.000 millones de euros en tres años!, cantidad que es casi un tercio del presupuesto español actual. Si eso se llevara a cabo volveríamos a la época del Auxilio Social y las cartillas de racionamiento; 5) Y este ataque viene respaldado a su vez por uno de los mantras que se ha instalado en el PP y en sus votantes: que los funcionarios son demasiados, además de ser unos vagos redomados (lo del cafelito del cretino de Beteta). Y lo terrible no sólo es este nuevo chivo expiatorio que el PP ha hecho explícito, sino cómo quiere cargarse este partido la función pública, función que es imprescindible para el mantenimiento del Estado de Bienestar: mediante la eliminación de una paga (que otro cretino como Montoro lo llama “retraimiento”). Eliminación, además, de dudosa constitucionalidad. Es todo un golpe al Estado; 6) No hay que olvidar la laminación del derecho laboral de hace unos meses, de segura inconstitucionalidad en algunos puntos; 7) También las dudas sobre si mantener o no los 400 euros a los parados que hubieran agotado las prestaciones contributivas; 8) La amnistía fiscal a los que, teniendo una deuda tributaria según las leyes existentes, se les ofrece lo que llama el ministro de Hacienda un “gravamen” de un 10% sobre dicha deuda, incluso aun cuando fuera una deuda de origen delictivo. Ley esta también de más que dudosa constitucionalidad;  9) Pero donde se manifiesta la vía totalitaria que ha emprendido el Partido Popular es el ataque sistemático a los inmigrantes. Es el nuevo chivo expiatorio, al igual que los nazis forjaron el antisemitismo como forma de culpabilizar de la situación económica de Alemania durante la República de Weimar. Ahora se intenta que los “sin papeles”, los ilegales, deban pagar 710 euros al año para ser atendidos dentro del Sistema Público de Salud. La cosa es cruel, porque serán ilegales o sin papeles según las leyes que el propio Rajoy y sus secuaces en el Gobierno vayan sacando. Bien es verdad que ya abrió esta caja de Pandora de alguna manera el propio PSOE en el gobierno anterior, uno de sus mayores errores; 10) Hay otros mantras totalitarios que el PP quiere ofrecer a sus votantes. Por ejemplo, el antisindicalismo, la admonición del sindicalismo bajo el pretexto de acabar con los liberados; 11) Otro más: la consolidación en el PP –a falta de ideas creativas– del antisocialismo y el antinacionalismo. Más en concreto, el anti-PSOE, el anticatalanismo y el antivasquismo. Nada originales, por cierto, porque sonantis importados del franquismo, que los ensanchó –no los inventó– junto con el anticomunismo, el antibolchevismo y las conjuras masónicas.
El uso de estos antis en plena crisis y futura recesión recuerda la creación y, sobre todo, el impulso del partido nazi en Alemania. Aquí, sin embargo y por motivos obvios, no hay el otro gran mantra que usaron los nazis del partido (NSDAP): las reparaciones de guerra. Digamos que el equivalente sería “la herencia recibida” del PSOE. Al igual que en el partido nazi y en contra de la creencia popular, tanto en el PP como en el NSDAP se dio ese divorcio tradicional de los partidos de la derecha: que sus militantes son de una extracción social y sus votantes son mayoritariamente de otra cuando adquiere su plenitud “la intención de voto”. Difícilmente pude pensarse que le conviene a los más de diez millones de votantes del PP la política del gobierno del PP. De ahí la necesidad de la mentira, de la propaganda, del eufemismo y del control de cuantos más medios de comunicación, sean públicos o privados. Ese divorcio también se vio en el surgimiento del fascismo, donde el apoyo popular es discutible desde que Mussolini creara el primer fascio (ver Historia general del siglo XX, de Giulano Procacci) en marzo de 1919. Tan poco se fiaba el dictador italiano de sus fuerzas que cambio desde el poder la ley electoral (la legge Acerbo) para asegurase su continuidad. Con esa ley sólo podían votar los mayores de 21 años que pagaran cuotas sindicales –el fascismo surge como una modalidad de sindicalismo vertical, otra analogía– o que pagaran impuestos de más de 100 liras. En el surgimiento del nazismo ese apoyo popular es más tardío. Desde que Hitler se convierte en líder del partido nazi (NSDAP) en 1921 hasta 1930 no pasa el partido de 12 diputados. Es en este año donde eclosiona el partido y saca 107 diputados al Parlamento con 6,4 millones de votos, pero inferior al partido socialista (SPD), que obtiene 8,5 millones en ese momento (verEl nazismo alemán, de Julio Aróstegui).
Aunque haya diferencias entre el surgimiento del PP y los partidos fascistas y nazis, resultan preocupantes sus analogías: el poco respecto a la democracia, confundiendo ésta con un mero sistema electoral, la creación de chivos expiatorios (judíos, inmigrantes), el asalto al Estado (cambio de la ley para controlar la televisión pública de ámbito estatal), los antis (antisocialismo en el PP,  antijudaísmo en el nazi), el intento de controlar los aparatos judiciales del Estado (el Consejo General del Poder Judicial, el Supremo, el Constitucional), la propaganda y la mentira como instrumentos de poder (la repetición de la mentira de Goebbels) y el divorcio permanente en la extracción social y de renta entre los militantes del partido y sus votantes. Coinciden también ese apoyo popular en dos crisis económicas, aunque se ha exagerado la influencia de la misma en el caso alemán y creo que se ha de apostar más por los mitos inventados por los propios nazis y por las reparaciones de guerra. El gran problema del PP es el nulo carisma y nulo también nivel intelectual de sus líderes actuales. Piénsese que Rajoy -y no digamos la inefable E. Aguirre– son prácticamenteanalfabetos funcionales. Y tampoco van más allá en el terreno intelectual los Aznar, los Oreja o las Barberá. Si han llegado al poder es fruto de una clarísima selección adversa.
Por ello me ha parecido siempre un error cualquier intento de llegar acuerdos con el PP. Este partido aspira a la totalidad, al poder absoluto, a saltar el escollo del sistema electoral para llegar al poder, considerando que cuando se ganan las elecciones se tiene derecho a cambiar todo y de cualquier manera, sin respectar el Estado de Derecho y el Estado de Bienestar. Creo que es hora de aislar al PP en su concha de tintes fascistoides y presentar un frente democrático para las próximas elecciones –que a lo mejor son antes de lo que pueda pensarse– para iniciar de verdad una transición democrática sociológica, no sólo meramente institucional como la que se ha dado. Que a estas alturas el PP siga manteniendo una intención de voto del 30% con todo lo que ha hecho este partido en el Gobierno es síntoma de que algo se viene haciendo mal desde la llamada Transición por los partidos de izquierda. El PP ha convertido con sus leyes en terroristas de Estado a sus propios votantes, porque un voto a este partido es un voto contra los inmigrantes, contra los funcionarios, contra el Estado de Bienestar, contra el Estado de Derecho, contra los derechos laborales, contra los nacionalismos históricos y por la recesión económica y el paro. Lo cual es gravísimo y significa que la estrategia de la izquierda ha estado errada desde hace mucho tiempo, desde la misma muerte sin juicio del dictador.

domingo, 8 de septiembre de 2013

El desempleo, el paro, el olvido. Yo acuso

El paro que sufrimos ya sabemos que es alarmante y sus cifras escandalosas son la demostración de un fracaso. Del fracaso de las políticas neoliberales y de los economistas neoclásicos. Fracaso de las imposiciones de la Troika y fracaso de las llamadas reformas laborales, es decir facilidades de despido y limitaciones antidemocráticas de la libertad sindical.
Es muy alarmante comprobar que los últimos datos y encuestas serias sobre las cifras del desempleo indican que este se dispara en el sector industrial, siendo éste en estos meses el que más paradas y parados aporta. Un país que presume de desarrollado sin base industrial es como un jardín sin flores. Sencillamente no se sostiene.

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¿Quiénes son los culpables del desierto industrial? En primer lugar los poderes financieros y las grandes empresas que controla la oligarquía rentista y la bancaria españolas. Ellos saben que invertir en industria y más en industria sustentable y medioambientalmente respetuosa, es una inversión que no produce efectos inmediatos, no es especulativa y necesita trabajadoras y trabajadores cualificados. Por tanto, no les interesa, pues además exige innovación constante y pensar. En segundo lugar la Unión Europea “alemana” que sufrimos, obligó a cerrar todo el sector público de la industria pesada, prohibió las ayudas públicas al mantenimiento del empleo y de la minería en beneficio de los inversores centroeuropeos en su tarea de deslocalizar toda la industria europea, fundamentalmente del sur de Europa. Carlos Solchaga fue un campeón de los cierres empresariales, desmontar el sector público industrial y Felipe González el más decidido “privatizador” de todos los tiempos contemporáneos en este Estado. Ese fue el precio de entrar en Europa. España tenía playas y sol, un territorio estatal grande según los parámetros europeos y cientos de miles de kilómetros en la costa que colmatar y edificar. Para que se iba a producir.
En tercer lugar, José María Aznar, acabó de privatizar lo poco que quedaba público. Hizo una apuesta de estado por convertir a Madrid en un centro financiero internacional e invirtió en la ciudad manchega todo, a costa del resto del Estado. En las zonas costeras se creó una riqueza ficticia a base de construir y llenar de hormigón todo lo posible y lo imposible, creando empleo en una construcción desaforada, cara, corrupta y a su vez destructora de futuro. Aznar rescato el españolismo papanatas, centralista y hortera, pero además, propició el egoísmo social, creó un numeroso segmento de nuevos ricos e hizo creer que éramos un reino poderoso. A costa de favorecer el crecimiento hoy, sin pensar en el mañana y condenado este estado a volver a ser un país de sol, pandereta y chiringuito. Pero sin tejido productivo. Rato, Álvarez Cascos y otros merecen estar en el cuadro de honor.
Zapatero, ni supo, ni pudo. Llegó con la burbuja inmobiliaria en pleno rendimiento y el estado chiringuito en pleno auge. Con grandes constructores enriqueciéndose obscenamente, alcaldes con tasa y precio en la frente, en demasiados municipios –no en todos- y la terrible y traidora falsedad de que bajar impuestos era de izquierdas. Claro, estalló la burbuja, como era no solo lo previsible, sino lo advertido, y no supo qué hacer, pues muy pronto y gracias a sus rebajas impositivas se encontró sin fondos. Zapatero, era un liberal tan honesto como mal preparado que creía que un gobierno no debía intervenir en la economía. Es decir el pobre hombre era cualquier cosa menos socialdemócrata. Pero comenzó a recortar y de su mano el PSOE nos dejó la peor herencia, que no es la del ladrillo pinchado, ese mérito en realidad es de Aznar y de Rato, sino la modificación del artículo 135 de la Constitución, que pone a los bancos y grandes acreedores extranjeros por encima de las clases populares españolas y los derechos humanos. Claro que para eso contó con el apoyo y asesoramiento de Miguel Sebastián y su gente, la ministra Elena Salgado y por supuesto el aliento del poderoso Botín siempre en su cogote.
Con Rajoy, la crueldad. El paro como problema a distorsionar y no a combatir. Por supuesto nada de apoyar a los y las que lo sufrimos. Al revés: webs de chivatos en lugar de empleo. Desmantelamiento de la sanidad y la educación públicas y más paro despidiendo trabajadores y trabajadoras públicos, de paso toda la pequeña empresa subsidiaria al cierre.
Pero el desempleo es el éxito del Gobierno Rajoy y la gran patronal. Por fin hay un “coco” con el que asustar. Por fin hay una excusa para hacer gratuito el despido, rebajar los sueldos y tener seis millones de personas-dicen que solo seis millones- dispuestas a conformarse con lo que salga y a lo que paguen. Ya no somos clase trabajadora, mucho menos clase obrera –eso requiere una conciencia y dignidad que hoy no existe- , no, ya somos mano de obra. Mano de obra barata y cualificada, en un estado de la Unión Europea, que cada vez exige menos preparación a sus “empleandos” y más sumisión. Por tanto yo acuso a los que han destruido el tejido productivo y el sector público y yo acuso que el paro es un buen negocio para la oligarquía rentista y financiera española.
Ahora, si analizamos qué fórmulas de reactivación de la economía tiene la derecha española desde su atalaya madrileño, vemos que el ladrillo vuelve a ser el reclamo, de ahí la modificación de la ley de costas. Las grandes fábricas serán los casinos y muy pronto los prostíbulos, si el ejemplo de La Junquera cunde. Todo se andará. Turismo, ladrillo y juego. Es decir mafias, corrupción y sumisión.
Lo malo del paro, lo peor son sus víctimas. Lo peor, es que hemos tolerado la construcción de una sociedad capitalista-consumista en la que la mayoría de las personas paradas, no solo no son conscientes de la terrible injusticia que sufren, sino que tampoco son capaces de ser conscientes de su tremendo potencial movilizador si se unen y se ponen en marcha.
No será fácil cambiar la tendencia. Pero mientras tanto vamos a luchar por una renta social digna para las y los parados y olvidarnos de programas de caridad y reparto de comida. Hay que propiciar, conseguir un salario de la dignidad para las personas paradas en contra de su voluntad. Lo demás, comedores de niños, almacenes de reparto, programas que siempre se acaban otorgando a estructuras religiosas, no es sino una tirita para un cáncer y claudicar ante el sistema. Con lo que han robado los plutócratas y la corrupción tanto política como por parte de los corruptores, habría ya más que suficiente para poner esta medida en marcha. La solución no es volver a la leche en polvo y el queso de los americanos, que se vivió en el franquismo. No, la solución temporal mientras cambiamos tantas cosas y renacionalizamos, volvemos a levantar un poderoso sector público, conseguimos la banca pública y la reforma fiscal justa, es un salario digno para personas paradas.
Hay que recuperar tantas cosas. Hay que volver a los pueblos y acabar con esta sociedad loca e insostenible que nos han creado. Hay que resistirse a ser el prostíbulo de toda la porción de mundo que esté a menos de cuatro horas de avión. Hay que recuperar la dignidad. Hay que vencerles y echarles, a ellos a los del 135, los de los sobres, los que están al servicio exclusivo de los poderosos y los ricos, que son los que sí se benefician de tanto paro.

Carlos Martínez – ATTAC Andalucía
Politólogo y activista social