viernes, 1 de febrero de 2013

El Gobierno: Reflejo fiel de la clase privilegiada


Por Federico Carril 

Si, efectivamente, el Gobierno es el reflejo de la sociedad que gobierna. No obstante, dicho reflejo no es proyectado equitativamente por cada individuo de la misma. Aquel que afirma lo contrario es un/a necio/a. También lo es quién afirme que la actual crisis es culpa por igual de todos o incluso defienda la afirmación “todos somos culpables” (culpa de todos, responsabilidad de nadie).  Es necio también aquel que cree en la perfección del mercado y niegas las burbujas económicas. Al igual que aquel que cree que vive en una Democracia cuando vive en una sociedad en la cual el pueblo no tiene protagonismo, ni cada individuo es equitativamente y justamente representado.

Volviendo al gobierno. Son aquellos con más poder económico los que tienen mayor protagonismo en el mismo, mayor influencia. Creo que en está afirmación podemos estar de acuerdo, de lo contrario sugiero que investigue un poco. Es influencia que fluye de manera ilegal ó legalmente pero con una moral dudosa, y con objetivos que difícilmente coinciden con los intereses de la sociedad sino con los caprichos de unos pocos individuos. Nuestro gobierno se basa en los caprichos, avaricia y anti humanismo de la clase privilegiada, y no, como algunos defienden, en la supuesta insensatez  y corrupción que el pueblo trasmite mediante la inexistente vía democrática. Es la clase privilegiada defendida por el dogma neoliberal quien controla al gobierno y ocupa su puesto, y a su vez la que lleva a cabo la tarea de desprestigiar al mismo con sus ataques públicos, con el único fin de apropiarse con aquello que el Sector Público crea con la financiación provista exclusivamente por la clase trabajadora.

Podemos aceptar el neoliberalismo, asumir equivocadamente la ineficiencia y corrupción como algo inherente al Sector Público y al Gobierno democrático. Siendo así razonable su reducción a la mínima expresión. ¿Y entonces? ¿Entonces qué? Siendo la clase privilegiada la clase gobernante, y a su vez la desprestigiadora profesional del Sector Público por las falencias del mismo ¿No será acaso está la clase responsable de todos los males del Sector Público? Criticando las deficiencias que ellos mismos producen para así apropiarse de la inversión de todos, para apropiarse en particular del Estado del Bienestar y los recursos nacionales, tal como estamos comprobando, y más adelante de todo lo estatal que tenga la capacidad de crear  ingresos (dicha apropiación no se detendrá en los hospitales y colegios, seguirá hasta alcanzar la recaudación de impuestos y seguridad).  

¿Acaso piensan que aquellos que controlan la mayor parte de nuestra economía y de los medios de comunicación permitirían la dualidad política incompetente que existe sí no les beneficiaria? ¿Permitirían, seriamente pregunto, toda la corrupción y despropósito gubernamental que existe actualmente? ¡Claro que no! A no ser que les beneficie.

Y aquí entra nuestra culpabilidad, y no antes afirmando que aquellos que nos gobiernan son nuestro reflejo. La culpabilidad del pueblo está en su defensa incansable de aquellos gobernantes que le embauca constantemente.  Y en haberse dejado programar en ignorar la realidad. Pero ya la estafa, sobretodo en una época como la actual de profunda crisis económica, es más que evidente. No podemos aceptar seguir siendo el pueblo que no se levanta y lucha, que no se informa y delega en la corrupción de la clase privilegiada. Que se deja engañar por papel mojado y la caja tonta. Que cae en la hipnotización del consumismo. O que se siente derrotado por ser minoría (económicamente hablando).
Para producir el cambio real único en la Historia, primero hay que despertar y no tolerar este abuso, y segundo, hay que recordar y recordarles; que ellos controlan la economía metafóricamente, pero nosotros la controlamos literalmente, son nuestras manos y no las suyas las que producen la mayor parte del valor, las que producen aquello que es necesario para que la sociedad continúe, dependiendo su suerte de nuestra voluntad, y no al revés.

El sentido literal implica la realidad, el metafórico representa los fantasmas de la imaginación. La realidad ha de imponerse de una vez al engaño, sino condenados estamos a sufrir sus consecuencias indefinidamente.
Y aquellos neoliberales que defiendan la reducción o desaparición del Sector Público, invitados quedan a dar ejemplo y abandonarlo primero. No necesitamos más gestores públicos ni políticos que busquen saciar la avaricia de la clase privilegiada. 

Fuente: http://ydormimostranquilos.blogspot.com.es/2013/01/el-gobierno-reflejo-fiel-de-la-clase.html

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